Con más de siete meses de retraso en las negociaciones paritarias, los trabajadores de los servicios de navegación aérea de la EANA (Empresa Argentina de Navegación Aérea), se organizan desde abajo para resistir la ofensiva de una nueva gestión patronal ante la inacción de la conducción sindical de Atepsa que los nuclea.
Sábado 10 de octubre de 2020 14:44
Foto Sir Chandler
El transporte aerocomercial, al igual que el turismo, es una de las industrias más afectadas a consecuencia del cierre de fronteras internacionales decretada por los distintos gobiernos a nivel mundial para intentar contener la ola de contagios en el marco de la pandemia del Covid-19.
El reflejo inmediato de la patronal que en este caso es el mismo Estado, y en consonancia con la agenda impuesta por el conjunto de las patronales, fue aplicar reducciones salariales y congelar la discusión de la pauta salarial en curso.
Los trabajadores que prestan estos servicios son considerados esenciales ya que el traslado de pacientes e insumos, así como la repatriación de argentinos en el extranjero y el trasporte de elementos vitales depende de ellos. Por este motivo, los trabajadores aeronáuticos siguieron prestando servicio y como consecuencia de las deficientes medidas de seguridad implementadas no tardaron en comenzar a aparecer contagios entre el personal, situación que se va agravando cada día.
Por otro lado, el traslado de personal para la explotación minera e hidrocarburifera no se interrumpió en ningún momento y los trabajadores denuncian que la calidad de vuelos “humanitarios” ha sido abusivamente utilizada por políticos de los partidos tradicionales y personas del mundo del espectáculo con el aval de la Anac (Administración Nacional de Aviación Civil).
Cansados de la falta de respuestas por parte de las autoridades, los trabajadores comenzaron a organizarse realizando asambleas autoconvocadas virtuales a nivel nacional, para exigir al sindicato que se pusiera a la cabeza de atender sus reclamos y se declarara en solidaridad con la situación por la que atraviesan los trabajadores de Latam. La convocatoria masiva a estas asambleas generó mucha presión y la dirección sindical se vio forzada a convocar asambleas, realizar elecciones de delegados paritarios y declarar el conflicto ante la Eana.
La respuesta patronal no se hizo esperar, por medio de una maniobra groseramente antisindical se negó a negociar con el gremio y conformó una agrupación fantasma de la misma patronal, que se adjudica el derecho a mediar en nombre del colectivo e incluso anunciaron el pago de un bono compensatorio. Esta burda maniobra patronal no hizo más que caldear aun más los ánimos y ahora los trabajadores exigen al sindicato avanzar con medidas de acción directa de manera inmediata.
El conflicto de los controladores aéreos es el correlato de la agudización de una crisis que afecta a la clase trabajadora de conjunto, desde trabajadores formales y sindicalizados hasta el enorme sector de la clase trabajadora informal y precarizada que se llevan la peor parte.
Este proceso que se inicia en los controladores aéreos tiene importancia por la organización democrática y desde abajo que empezó a surgir en los principales aeropuertos en la que confluyen delegados independientes y antiburocráticos, pero también por ser uno de los pocos sectores estratégicos que luchan para imponer medidas efectivas a las conducciones sindicales que mantienen una tregua con el gobierno nacional mientras se avanza contra los derechos de los trabajadores. Estos primeros pasos en la organización de uno de los sectores más importantes en la industria aeronáutica tienen el desafío de avanzar en la mayor unidad con el conjunto de los trabajadores que hoy empiezan a luchar, con los trabajadores sindicalizados pero también con todos aquellos que han quedado desocupados, los precarizados e informales.
Las y los trabajadores aeronáuticos enfrentan el desafío de superar la lógica corporativista y fortalecer vínculos solidarios con otros sectores en lucha, para que esta crisis la paguen quienes la han generado.
