La violencia y la desigualdad de las mujeres tucumanas en cifras. Nuestras batallas y un debate necesario al interior del movimiento. Este 9M marchá con las feministas socialistas de Pan y Rosas.
Domingo 8 de marzo de 2020 20:20
En los últimos años, nuestra provincia ha sido foco de atención de medios de comunicación nacionales y extranjeros por la violencia institucional explícita que se ejerce desde el Estado contra las mujeres. Violencia que si bien existe en todo el territorio nacional, se ve exacerbada en estas latitudes de precarización laboral extrema, marcada presencia territorial e injerencia política/institucional de las Iglesias y regímenes políticos que ejercen el control social con fuerzas represivas que forman parte del entramado delictivo que opera redes de trata, prostitución y narcotráfico con total impunidad.
Algunos de los casos de violencia más estridentes en los últimos años fueron la desaparición de Marita Verón en 2002, relacionada con la trata de personas y la prostitución forzada vinculada al “Clan Ale”, que supo construir un emporio a base de estrechos vínculos con gobiernos e instituciones del Estado; el femicidio impune de Paulina Lebbos en 2006, cuyos principales sospechosos se encuentran en el círculo íntimo del ex gobernador, José Alperovich –hoy denunciado por abuso sexual contra su sobrina; el travesticidio de Ayelén, en 2017, quien había denunciado a dos policías por violación; la prisión durante tres años de Belén, acusada por médicos del Hospital Avellaneda de asesinar a un feto de 5 meses tras sufrir un aborto espontáneo; y el año pasado el caso de Lucía, la niña de 11 años abusada y torturada por el Estado que, hasta último momento, le negó el aborto legal.
Cada uno de estos casos, fue también dando forma a un movimiento de mujeres que puso al descubierto la complicidad de los gobiernos y, hasta cierto punto, los obligó a retroceder: en el caso de Marita Verón, con una fuerte movilización en repudio al fallo absolutorio de los principales acusados; la movilización permanente contra la impunidad del caso Lebbos, junto a su familia; el caso Ayelén, que se ha convertido en bandera del movimiento de mujeres y LGTB; la absolución y libertad de prisión de Belén, arrancada a la justicia misógina por la movilización, o el de Lucía, que resonó en todo el mundo y obligó al gobierno de Manzur a facilitar los medios para que la niña acceda finalmente a la ILE.
Pero Tucumán sigue siendo la provincia con la mayor cantidad de casos de femicidios del país, con una tasa de 1,2 cada cien mil mujeres, muy por encima de la tasa de CABA que se ubicó en 0,7 en 2019. El año pasado el Indec publicó un Registro Único de Casos de Violencia contra las Mujeres (RUVCM), en el que se registran en promedio 259 casos de violencia mensual en Tucumán, datos aportados principalmente a través de comisarías y, por lo tanto, presumiblemente subestimados.
Si en cada uno de estos casos salta a la luz la complicidad del PJ, UCR y Fuerza Republicana, cruzados contra los derechos de las mujeres más elementales, no menos cierto es que estos partidos políticos también defienden un régimen “antiderechos” laborales para el conjunto de las y los trabajadores.
Violencia también es explotar
Es que la opresión siempre está al servicio de la explotación del trabajo asalariado, fuente de ganancias de la clase capitalista. Este enlace entre opresión y explotación se registra en dos niveles superpuestos: el plano laboral y el plano doméstico.
Aunque las mujeres han pasado a ser mayoría absoluta en la población registrada en el último Censo Nacional, es sobre este sector que recaen los índices más altos de desempleo, precarización laboral, brecha de ingresos y, al mismo tiempo, la mayor carga horaria de trabajo doméstico no remunerado. Y tanto el NOA como nuestra provincia, exacerban los promedios nacionales.
Según los últimos registros del Indec, para el tercer trimestre de 2019, la desocupación en nuestra provincia promediaba los 11,1 puntos. Pero para las mujeres fue de 12,7 puntos. El sector más castigado es el de la juventud, donde la desocupación registrada para las mujeres asciende al 25,4%, cifra cercana al desempleo registrado nacionalmente en 2002. En el NOA la cifra de desempleo para las mujeres menores de 29 años fue de casi 20 puntos.
Las estadísticas oficiales también dan cuenta que de la población económicamente inactiva hace más de un año, excluyendo a los adultos mayores, el 86 por ciento son mujeres y el 70% de la población joven que no trabaja ni estudia, también son mujeres.
La brecha salarial que a nivel nacional se estima en el orden del 25 por ciento en promedio (es decir que por cada 100 pesos que gana un varón, una mujer cobra 75 pesos), se agrava cuanto más bajo el nivel de instrucción educativa y cuanto más nos alejamos de los centros urbanos.
De conjunto, la pobreza afecta más que nada a niños (51,7%) y mujeres (que son el 62% de las personas con ingresos menores a la canasta básica calculada por el Indec).
Paralelamente, hay una fuerte carga del trabajo doméstico no remunerado sobre las mujeres. De acuerdo a las estadísticas del Ministerio de Trabajo, en Tucumán la tasa de participación de varones asciende al 57%, mientras que el 93% de las mujeres realizan tareas domésticas no remuneradas. A su vez, en promedio los varones que realizan tareas domésticas le dedican 2 horas diarias, mientras que para las mujeres la carga horaria de este tipo de taras asciende a 6,8 horas diarias, casi una jornada laboral completa.
La estadística divide estas tareas en: quehaceres domésticos (3,8 horas), cuidado de personas (2,5 horas) y apoyo escolar (0,5 horas). ¿Cuánto se ahorran los patrones por estas tareas que deberían estar contempladas en el salario, que debería alcanzar para cubrir todas las necesidades de la reproducción social de las y los trabajadores?. La precarización laboral y la sobrecarga de trabajo doméstico no remunerado van de la mano.
A su vez, hay una feminización del trabajo en ciertos rubros: personal doméstico con los niveles más altos de informalidad y las tareas vinculadas a la educación y la salud, son mayoritariamente ocupaciones feminizadas. En nuestra provincia, según el último censo docente, el 76% de las trabajadoras de la educación son mujeres. Y por estos días las estamos viendo protagonizar movilizaciones masivas y contundentes paros contra un gobierno que, alineado con las directivas de Alberto Fernández, pretende ajustar el salario para pagar la deuda externa.
Durante dos días las docentes paralizaron las escuelas, llenaron la plaza junto a centenares de estudiantes y familiares solidarizados, y pusieron en ridículo a un gobierno que pretendía hacer de cuenta que las clases iniciaban “normalmente”.
Finalmente obligaron a Manzur a dar marcha atrás con el decreto que suspendía el pago de la cláusula gatillo. Si aún el gobierno tiene algún margen de maniobra es por la traición de la burocracia sindical que dirige el Frente Gremial Docente.
Un debate necesario
El despertar del movimiento de mujeres es un fenómeno internacional que llegó para quedarse. En nuestro país no solamente organiza a miles de mujeres de todas las edades que se han levantado para luchar contra la opresión, sino también por diversas organizaciones políticas con distintas estrategias. Una buena parte de estas organizaciones hoy se ha integrado a la gestión del gobierno de Alberto Fernández, quien ha anunciado que enviará al Congreso un proyecto de ley propio para legalizar el aborto.
Después de 14 veces presentado el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, cajoneados mayoritariamente por el gobierno de CFK; a pesar de la alianza explícita del peronismo con el Vaticano; el anuncio de Fernández no es más que un reconocimiento a la relación de fuerzas que conquistamos en las calles.
Las feministas socialistas de Pan y Rosas, creemos que es imposible “cambiar desde adentro” el carácter opresivo de un Estado que es instrumento de la explotación de una clase sobre la otra.
Por eso este 8M levantamos bien alto nuestros pañuelos junto a las millones de mujeres que en todo el mundo se levantan contra la opresión y nos movilizamos, el lunes 9M, en todo el país junto a las docentes y trabajadoras que enfrentan las primeras medidas de ajuste; porque la deuda es con nosotras, exigimos la investigación y el no pago de la deuda externa ilegal y fraudulenta; por trabajo para todas y salario mínimo igual a la canasta familiar con cláusula gatillo; por el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito, como fue formulado en el proyecto de la Campaña Nacional; por la separación definitiva y total de la Iglesia y el Estado. Por una sociedad libre de opresión y explotación!. Hagamos que la tierra tiemble. El próximo 9M ganemos las calles!.