Muchas mujeres que realizan trabajos domésticos tuvieron que dejar a sus familias para recluirse con sus patrones y no perder sus puestos en medio de la pandemia. La desidia del trabajo no registrado y la urgente necesidad de mejorar las condiciones laborales.
Miércoles 8 de abril de 2020 00:00
Foto: feedster.com
A partir del 20 de marzo, cuando Alberto Fernández dictó la cuarentena obligatoria por la pandemia del covid-19, muchas trabajadoras del hogar se despidieron de sus familias sin fecha de regreso. Pudo ser el 31 de marzo, 6 de abril, 12, 13… ahora quizás en mayo.
El trabajo doméstico no está estipulado como esencial dentro del decreto nacional y solo una minoría de las mujeres que desempeñan esta labor y que está registrada, pudo quedarse en su casa. Mientras una parte se quedó sin trabajo, una gran cantidad de trabajadoras del hogar tuvieron que quedarse (con)viviendo con sus patrones. Asimismo, hay que tener en cuenta que una amplia mayoría no está registrada y laburan, muchas veces, por hora en distintas casas. Son los mismos patrones los que evidencian esta forma "particular" de pasar por arriba las leyes laborales en complicidad con el sindicato, que no toma medidas en consecuencia y, de alguna forma, avala que miles de mujeres se vean obligadas a ejercer un trabajo cuasi esclavo que solo puede compararse con la era medieval.
"Es su decisión" dicen, pero ¿quién puede decidir entre quedarse en su casa sin trabajo o aceptar esas condiciones por el miedo a la desocupación, a no tener cómo pagar el alquiler, los gastos de los niños y las niñas, los servicios, en fin, a quedarse sin sustento? Las jornadas extenuantes, viviendo en el lugar de trabajo se extendieron aún más: no hay feriados, ni hay domingos; el día libre significa quedarse en la habitación o en el patio.
Modelo para desarmar
Fue la misma Catherine Fulop quien puso en evidencia esta situación cuando hace unos días subió a las redes sociales un video donde mostraba a su empleada confinada en su mansión. El desprecio de Fulop hacia su empleada, Juanita, no es exclusivo de la modelo venezolana. Los empresarios, los famosos, los funcionarios que viven en los barrios privados que están blindados con seguridad y fuerzas represivas del Estado, también muestran ese desprecio, y ha quedado claro en medio de la pandemia. Al interior de sus hogares tienen mujeres trabajando sin estar registradas, con total impunidad. Es la forma en que se garantizan no realizar las tareas del hogar que tanto odian. Es tan palpable su desdén por hacer el trabajo doméstico que se vio en las noticias el colmo de un patrón que escondió a su empleada en el baúl del auto para hacerla pasar por la seguridad de un barrio privado de Tandil. Hay que ponerse en el lugar de la persona que debió aceptar la humillación de ser encerrada en esa manera, transportada como una cosa más, un objeto útil para los dueños de casa. Denigrante
Te puede interesar: Las invisibles, ¿inmunes al COVID-19?
Te puede interesar: Las invisibles, ¿inmunes al COVID-19?
Relatos como estos se multiplican por miles, pero sin embargo no hay solución de fondo por parte de los gobiernos nacional y provincial. En el marco de la cuarentena Alberto Fernández, pretende resolver el enorme problema de quienes no tienen ingresos con un subsidio de 10 mil pesos, que no alcanza para vivir más de 10 días y ni llegará a más de la mitad de quienes lo solicitaron. Esto, teniendo en cuenta la gran cantidad de trabajadores no registrados y entre los que se encuentran las mujeres que corren el riesgo de perder el trabajo si la cuarentena se alarga y ya no soportan más la presión de la doble jornada y vivir confinadas fuera de su hogar.
Miles de las trabajadoras domésticas no registradas, tampoco pueden acceder a una obra social, y en consecuencia no pueden tratarse por las afecciones producto del insomnio, la angustia, la ansiedad, el dolor corporal y las alergias que causan los productos con los cuales desinfectan las casas todos los días.
Los (des)alcances del decreto y relato del Gobierno
En su discurso frente a la asamblea legislativa de este año, el presidente Alberto Fernández dijo que durante su gobierno buscaría “reducir a través de diversos instrumentos las desigualdades de género económicas, políticas y culturales”. Dijo: “Pondremos especial énfasis en todas las cuestiones vinculadas al cuidado frente a muchas desigualdades, ya que la mayor parte del trabajo doméstico recae sobre las mujeres en Argentina”. Sin embargo, en el medio de la pandemia de coronavirus, el gobierno dejó a miles de mujeres a la deriva y se olvida de las que están confinadas, atrapadas en su lugar de trabajo porque no tienen otra opción.
Podés leer: Propietarios de Nordelta ofrecen doble pago y certificados truchos para las trabajadoras de limpieza
Podés leer: Propietarios de Nordelta ofrecen doble pago y certificados truchos para las trabajadoras de limpieza
El gobierno no habla de esto; simplemente puso al trabajo doméstico como tarea no esencial, pero se olvidó de lo esencial que es para una trabajadora del hogar poder llevar un plato de comida a su casa. Así permitió, en los hechos, que los más ricos del país tuvieran a sus empleadas bajo llave en pleno aislamiento social por la crisis sanitaria. Escandaloso.
Eso sí: el decreto presidencial contempla como esencial el trabajo de las cuidadoras que están bajo la cuarta categoría del convenio, y de esta manera éstas terminan haciéndose cargo, ahora más que antes, no solo de los cuidados del paciente, sino que encima tienen que limpiar y cocinar, porque es imposible cuidar a una persona en la suciedad y sin garantizar que se alimente. Sin embargo, los abusos vienen siempre de parte de las familias que más tienen, las que podrían pagar lo que corresponde y no de las familias trabajadoras que con sacrificio contratan a una cuidadora para poder seguir cumpliendo con sus propios trabajos.
El sindicato no se pone a la cabeza de ninguna pelea para cambiar las condiciones laborales del sector mayoritario de trabajadoras no registradas y, en consecuencia, tampoco da respuestas a quienes en medio de la cuarentena quedaron sin trabajo, ni a las que están confinadas con sus patrones, como tampoco a las cuidadoras que pasaron a ser multiuso por el mismo sueldo.
La necesidad de una solución inmediata a favor de las y los trabajadores
El gobierno se jacta de haber puesto un Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad con reconocidas representantes del movimiento de mujeres en su staff. Sin embargo, ¿qué rol piensan jugar las representantes de este espacio en relación a las mujeres trabajadoras? ¿Están al tanto de que el 70 % del trabajo doméstico realizado por mujeres es en negro?
Podés leer también: Crueldad con las trabajadoras domésticas: limpiar casas ajenas no es una "tarea esencial"
Podés leer también: Crueldad con las trabajadoras domésticas: limpiar casas ajenas no es una "tarea esencial"
Las trabajadoras del hogar necesitan una solución urgente en estos días. Si se alarga la cuarentena obligatoria tiene que existir una respuesta a este problema que es silenciado por el gobierno, el sindicato y los grandes medios de comunicación. En primer lugar, el 100 % de las mujeres que trabajan en el sector doméstico tiene que estar en blanco. Si la cuarentena se abre de manera regulada, tienen que estar contempladas para poder salir; el gobierno no puede desconocer que están bajo confinamiento y exponerlas a que las retengan las fuerzas de seguridad. Es urgente que tengan el derecho a volver a ver a sus familias y se garantice que no pierdan el trabajo.
Durante esto días, el gobierno tuvo reuniones con representantes de las principales industrias del país para discutir de qué forma se sale paulatinamente de la cuarentena. Está claro que esto se discute entre el gobierno y los empresarios, y que la opinión de la gran mayoría de la sociedad que garantiza la producción, al gobierno no le importa. Cede a la presión empresaria para que se reactive o continúen sectores como la producción de golosinas o las autopartistas, cuando todavía no hay un plan serio que explique públicamente de qué forma se termina la cuarentena. Ni siquiera se habla de garantizar testeos masivos para aislar a los contagiados y proteger al resto de la población del virus.
Trabajadoras y trabajadores tienen que ponerse en marcha para exigir ser parte de estas discusiones. Los sindicatos no pueden seguir pintados y solo mostrarse asistiendo a comidas a Olivos demostrando su funcionalidad al Gobierno. Las necesidades de los trabajadores son las necesidades de la amplia mayoría de la población y hay que dar respuestas a los problemas más acuciantes que viven los sectores más vulnerables, no a la presión de los grupos económicos. Nuestras vidas, valen más que sus ganancias y se lo tenemos que demostrar.
Leé la declaración del PTS-FITU: "Medidas de emergencia de la izquierda frente a la crisis del coronavirus
Leé la declaración del PTS-FITU: "Medidas de emergencia de la izquierda frente a la crisis del coronavirus